La música cubana tiene dos grandes influencias: los ritmos traídos a la Isla especialmente por los colonizadores españoles y por los negros esclavos procedentes de África. También, en menor medida, hay una cierta influencia asiática, con la inclusión de la corneta china, un hecho que comenzó a finales del siglo XIX con la llegada de los primeros inmigrantes chinos a la isla.
Según el origen de sus influencias, podríamos diferenciar entre la música euro-cubana y la afro-cubana, de las cuales se derivan una gran variedad de ritmos y estilos junto con sus variadas manifestaciones populares. Es justamente gracias a estas derivaciones que la música de Cuba ha sido siempre reconocida a través del mundo por distintas generaciones.
Cualquier clasificación que se quiera hacer de la música cubana depende del grado de mezcla entre las influencias europeas y africanas que se descubran en ella. Pero hay que decir que reducir todo a esta clasificación sería demasiado simple, pues en realidad la música cubana es el resultado de la fusión creativa de estas dos fuentes, al que se ha adicionado durante la historia la influencia de las más diversas culturas y tendencias musicales.
Hoy en día se vive un nuevo boom de la música cubana, resultado del redescubrimiento de lo que es un pujante movimiento musical que va desde la denominada salsa, hasta la música electroacústica pasando por el jazz el rock y la música clásica. De los ritmos populares cubanos los más difundidos son el son, el danzón, el chachachá, el mambo y la actual salsa, que es una derivación del son. Además, haciendo gala de la universalidad de la cultura cubana, también existe un jazz cubano, así como un hip hop y rap cubanos, con raíces en el jazz de Estados Unidos y el reggae de Jamaica y con un altísimo nivel internacional.
Figuras como Compay Segundo, Celina & Reutilio, Ibrahim Ferrer, Silvio Rodríguez, Ernesto Lecuona, Pablo Milanés, Omara Portuondo, César Portillo de la Luz y Chucho