De Jesús Del Toro | Pulso USA – lun, 10 ago 2015 Compartir10Tweet
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Una de las preguntas comunes durante los procesos electorales es si un determinado candidato luce "presidencial": si su presencia, sus actitudes, sus ademanes, su vestir, su discurso están en sincronía, en realidad o en apariencia, con lo que la mayoría de la gente espera o quiere esperar de un presidente, con lo que mueve a un ciudadano a votar por determinado candidato.
Esto no tiene necesariamente que ver con que un político tenga ideas buenas o malas, mejores o peores, ni con el conocimiento, sensibilidad y voluntad que posea para atender los temas nacionales, pero es uno más de los factores que construyen la imagen, la percepción, del candidato y que lo acercan o alejan de las nociones de lo que ‘debe ser’ un presidente (con todo lo subjetivo y cambiante que eso pueda resultar).
Republican presidential candidate Donald Trump speaks as Jeb Bush listens during the first Republican presidential debate at the Quicken Loans Arena Thursday, Aug. 6, 2015, in Cleveland. (AP Photo/Andrew Harnik)
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Una de esas apariencias clave es la voz: de acuerdo a un estudio de los profesores Casey Klofstad, Rindy Anderson y Stephen Novicki, de las universidades de Miami, Dule y Florida Atlantic, los votantes en Estados Unidos prefieren "líderes con tonos de voz grave porque son percibidos como más fuertes, con mayor capacidad física, más competentes y con más integridad". Según ese análisis, realizado mediante encuestas aplicadas a 400 hombres y 400 mujeres, los candidatos con voces graves tienden a ganar más elecciones.
El portal Vocativ examinó a los precandidatos del Partido Republicano para ver cuál de ellos tiene en su tono de voz un factor favorable o desfavorable en su carrera rumbo a la nominación. Para ello calculó el